sábado, 14 de junio de 2008

Impresiones de “Vida y destino”

Después de leer “Vida y destino”, de Vasili Grossman, tengo la sensación de haber descubierto un mundo nuevo de dimensiones totalmente desconocidas. Tan basto como la propia novela.

La Unión Soviética y Alemania aparecen como dos naciones enfrentadas de manera descabellada y cruel, pero dos naciones semejantes en cuanto al poder y la influencia que ejercen en sus ciudadanos. Alemanes luchando hasta la muerte en una causa perdida solo por no defraudar a su líder, el Führer Hitler, que en ese momento representa la más alta definición del estado; rusos dejándose la vida entre calles y escombros obedeciendo las directrices de su dueño, el Camarada Stalin, dueño y señor de todo lo visible y lo invisible. En fin, una lucha de hombres por la supervivencia de un estado, no de su gente. Dos naciones como dos gigantes, el gigante comunista defendiéndose del gigante fascista, dos colosos enfundados en sus armaduras y empuñando sus armas. La victoria solo puede ser de uno, el perdedor desaparecerá para siempre.

No importa que mueran en una batalla por una colina diez mil hombres, si esa colina representa al estado en ese momento. Morir se convierte en un deber y la posibilidad de vivir, en una condena que has de pagar.

En este lienzo pintado con sangre y desesperación se desarrolla la vida de los personajes que nos conducen a través de las páginas. Personas que sacan a la superficie los sentimientos más profundos y sinceros del ser humano. Sentimientos que parecen cotidianos como el amor afloran y alcanzan su máxima expresión cuando el individuo está sometido a situaciones límite. Situaciones que hacen que se descubra la vida oculta tras el velo de la ignorancia y la estupidez. Entre tanques y balas la gente se ama, se odia, se envidia. Sentimientos de siempre expresados como nunca.

La esperanza es la nota final de esta obra. Siempre es lo mismo, guerra, lucha, muerte, y esperanza para los que sobreviven, pero siempre es el poder del estado el que se impone en todas.
La diversidad y complejidad de los personajes hace difícil, en ocasiones, seguir la trama, pero ese hueco que esperas tapar antes de empezar un libro queda totalmente cubierto al finalizarlo en este caso. Considero la obra muy interesante para toda persona que quiera conocer una de las batallas más cruentas de la historia desde su lado más humano.


 

Mi mundo perdido. Copyright 2008 All Rights Reserved David Fernández García