viernes, 6 de mayo de 2011

Todo modo / Leonardo Sciascia



— ...contésteme de la forma más directa y sencilla, ¿qué es la Iglesia?
—Un sacerdote bueno le respondería que es la comunidad convocada por Dios; yo, que soy un sacerdote malo, le digo: es una balsa, La balsa de la Medusa, si quiere, pero una balsa.
—Recuerdo el cuadro de Géricault, pero no recuerdo qué sucedió en aquella balsa, aunque hace años leí un libro al respecto. Algo terrible, proverbialmente... ¿Se salvó alguien de aquella balsa?
—Quince, de ciento cuarenta y nueve: tal vez demasiados... ¡Oh, no! No me refiero a La balsa de la Medusa, sino a la de la Iglesia. Diez es un porcentaje más bien alto.
—¿Y qué hicieron aquellos quince para salvarse?
—No me interesa. Es decir, no me interesa en la medida en que La balsa de la Medusa es para mí una metáfora de lo que es la Iglesia.
—Prefiero morir inmediatamente en el naufragio.
—No, usted está nadando para alcanzar la balsa. Porque el naufragio ya se produjo...
Todo modo / Leonardo Sciascia (Racalmuto, Agrigento; 8 de enero de 1921 - Palermo, 20 de noviembre de 1989)

«Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo» decía Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote. Esta frase define fielmente a nuestro escritor de hoy, Leonardo Sciascia, pues el principal rasgo que destaca de su personalidad y su obra literaria deriva de su origen siciliano. La savia que nutre su literatura es la realidad humana, social y política contemporánea de Italia en general y de Sicilia en particular.

Los males de Sicilia, según Sciascia, tienen su origen en la propia organización social basada, como en otras sociedades primitivas, en el matriarcado, lo que repesenta un elemento de violencia y un abuso del poder en la sociedad isleña. Estamos hablando de la mafia.
El autor define a la mafia como

“una asociación para delinquir, cuyos fines son el enriquecimiento ilícito de los propios asociados, y que se impone con medios violentos como intermediaria parasitaria entre la propiedad y el trabajo, entre la producción y el consumo, entre el ciudadano y el Estado”.
Haciendo una breve reseña del libro...
Un reconocido pintor italiano (no interesa el nombre) acaba encontrando por casualidad, durante un viaje en coche, un aislado y ascético lugar, mitad ermita mitad hotel, que despierta su interés. En ese lugar, que dirige un cura (el padre Gaetano) se reúnen los jerarcas de la política, la industria y la Iglesia italiana para meditar a la manera de los Ejercicios espirituales que definía san Ignacio de Loyola:
“Por este nombre se entiende todo modo de examinar la conciencia, de meditar, de razonar, de contemplar; todo modo de preparar y disponer el alma, para quitar todas las afecciones desordenadas (apegos, egoísmos, ...) con el fin de buscar y hallar la voluntad divina”.
La mística que envuelve al lugar se hace añicos cuando se produce el asesinato de una de las personalidades notables. A partir de este momento Sciascia nos introduce en el género policíaco pero no para entretenernos, sino para explicar la verdadera naturaleza del poder en su faceta más oculta y corrupta. Todos son sospechos, pintor y cocinero incluidos. Pero realmente no importa la identidad del asesino más que en su aspecto más morboso. Descubrirlo es una mera formalidad, pura burocracia.

"Jamás se conocerá la más mínima verdad si los hechos criminales tienen la mínima relación con la gestión del poder"
Sciascia expone su pensamiento y filosofía de la vida con un lenguaje comunicativo, directo, en el que todo lo que quiere expresar lo hace con claridad sin buscar complicaciones de estilo, describiendo lo esencial. Esto mismo es lo que sucede en Todo modo.

Referencias
  • Sciascia, Leonardo. Todo modo. [traducción de Joaquín Jordá; prólogo de Francisco J. Satué]. Madrid : Unidad, [1999]
  • Díaz Padilla, Fausto. Narrativa italiana en España. Oviedo: Servicio de Publicaciones, Universidad, D.L. 1994

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